Desde que tengo 15 años me he sometido a dietas de distintos tipos, por supuesto comencé queriendo bajar 4 ó 5 kilos, hasta llegar a tener que bajar 30 kilos.
Lógico, y porqué?, pues las dietas nos someten a un círculo vicioso de inconformidad con nuestro cuerpo y nos llevan a la restricción, quitamos alimentos de nuestra vida.
El cuerpo no sabe que lo que queremos, es bajar la cantidad de calorías, lo que entiende es que está en riesgo, y como debe ser, entra en modo de supervivencia, ralentiza nuestro metabolismo, y empieza a mandar señales de hambre , a las que les ponemos título de falta de motivación, falta de constancia o fracaso.
Pero no es así, nuestro cuerpo, cada vez que siente la carencia de cierto tipo de alimento sobre todo de los carbohidratos que necesita nuestro cerebro para funcionar se pone en modo de alerta extrema.
Dolor de cabeza, enojo, nerviosismo, desesperación y muchas señales más nos acompañan, hasta que al final, terminamos dándole esa mordida a cualquier cosa que esté bajo la categoría de prohibido.
Obvio termina teniendo un atracón, lo que nos hace sentir derrotados y pensando que mañana volveremos a comenzar con la restricción. Cuando por fin dejamos la dieta, el cuerpo aprovecha para recuperar el peso perdido y un poco más, por si volvemos a estar en riesgo o se nos vuelve a ocurrir la siguiente dieta verdad.
Las dietas, son el único producto que no funciona, pero del que se le culpa al cliente por no cumplir con él.
Y es que las políticas de salud han contribuido con la llamada “lucha contra la obesidad” lo que nos orilla a una estigmatización del peso y el florecimiento de las dietas.
La industria de la dietas tiene ganancias por mas de setenta y cinco mil millones de dólares en facturación solo en Estados Unidos, negocio redondo verdad?, por eso no es de sorprenderse que la gente se vea orillada a la dieta o gurú en turno con la dieta “adecuada” o de moda.
En un sistema donde la gordura o los cuerpos no normativos, están relacionados con falta de autoestima, disciplina, y abandono de salud entre millones de cosas más. Se nos ha hecho creer que la salud es solo lo que nos metemos a la boca, cuando en realidad son cientos de factores los que influyen.
Con esto nos alejamos de nuestras señales de hambre y saciedad, pues se nos enseña como evitarlas y evadirlas y entonces, estamos aterrorizados de cada bocado que nos vamos a meter a la boca, el placer de comer nos ha sido robado.
Pero ha llegado la hora de despertar, y conectar con nuestro cuerpo de una manera mas amable y compasiva como es HAES y alimentación intuitiva. Estaremos platicando de ello en el siguiente artículo.
Shandal Jasso